Incipiente, un mercado del veneno de la abeja se abre en el país. Hay laboratorios que están comprando el veneno seco. ¿Cómo puede un apicultor obtener el veneno sin matar la abeja? Una reciente investigación española indicó que la apitoxina tiene una capacidad antiinflamatoria 100 veces superior a la de la cortisona y es aplicable a unas 500 enfermedades, entre ellas las que afectan a los huesos y al sistema respiratorio. En Argentina, en tanto, se esta empezando a abrir un mercado del veneno de la abeja.
En diálogo con Portal Apícola, el doctor Roberto Grand, médico cirujano especialista en apiterapia y a su vez apicultor, informó que hay laboratorios que en estos momentos están comprando el veneno seco que se saca con trampas. Hoy se esta abriendo un mercado de compra de ese veneno. Hay laboratorios que están comprando el producto y es una posibilidad más que tenemos los apicultores?, manifestó el médico rosarino.
Existen dos modos de obtener el veneno. Una forma es la que da por resultado el veneno fresco, en el cual se mata a la abeja. ?Se toma un grupo de abejas, se lo pone en una caja y se lo mete en un frezzer. La abeja se aletarga y se muere. Después sacan aguijón por aguijón, lo maceran, lo diluyen en solución fisiológica, lo centrifugan y después lo procesan?, explicó Grand. El otro método, que puede utilizar cualquier apicultor que reciba un adiestramiento, es el que obtiene el llamado ?veneno seco?, mediante el uso de una trampa que se coloca en la colmena. ?Se saca un cuadro de la colmena y se coloca otro. Sólo que este, en lugar de tener alambres y cera, tiene un vidrio y un enrejado por el cual se hace pasar corriente eléctrica?, comentó Grand.
Así, la abeja se posa sobre los alambres y, al recibir la descarga, que es de bajo voltaje, pica contra el vidrio y deja la gotita de veneno. Ese veneno es muy volátil, enseguida se seca y queda como escamitas sobre el vidrio, narró el especialista. Acto seguido, se retira el cuadro especial, se raspa el vidrio y se lo junta en un frasco color caramelo, porque la luz lo oxida y le hace perder propiedades. Después, el veneno sigue los pasos comunes, se lo procesa, se lo filtra, se lo diluye, etc. La abeja no muere cuando pica el vidrio, pero sí lo hace en el llamado veneno fresco. En el método de trampa, la abeja pica, pero el aguijón no se engancha, no se pierde. La abeja deja el veneno y se va. ?Sigue trabajando normalmente, un poco loca, pero es hasta que se tranquiliza?, ironizó el médico.
Si bien para el común de la gente la apitoxina es sinónimo de veneno de abejas, esto no es tan así. La apitoxina es un derivado del veneno de las abejas. Cuando el veneno se procesa, se filtra, se le sacan las sustancias que provocan las reacciones alérgicas, se lo esteriliza, estamos cambiando la composición original del veneno. Entonces ese medicamento que se obtiene de esa esterilización del veneno es lo que nos da el producto que se llama apitoxina, pero no es todo el veneno?, diferenció Grand.
Aunque muchos especialistas usan la picadura directa, Grand no comparte esta metodología de colocar la abeja sobre el cuerpo de la persona enferma. ?Hay sustancias en el veneno de las abejas que nos causan una serie de trastornos y a veces son muy nocivos para las personas. Algunas nos intoxican el riñón y nos pueden llevar a una insuficiencia renal? Las grandes reacciones alérgicas nos pueden llegar a matar. La picadura directa de la abeja nos puede traer ese tipo de problemas. En cambio con el veneno procesado, con la apitoxina, esos riesgos son menores, puede suceder, pero tenemos un gran margen de probabilidades de que no suceda?, argumentó Grand.
Lo más peligroso, para este especialista, es que sean los apicultores los que suministren las picaduras directas de las abejas: El apicultor tiene que producir el veneno, el laboratorio lo tiene que procesar y el médico lo tiene que usar. Si no es meterse en camisa de once varas, o es curanderear. Cada uno tiene que cumplir con su función, porque sino es muy peligroso para la salud.
Las 5 enfermedades que no padecen los apicultores
Un estudio realizado en Alemania sobre cinco mil apicultores, dio por resultado que hay cinco enfermedades que los apicultores tienen menor riesgo de padecer. Ellas son: artritis, artrosis, asma bronquial, soriasis y cáncer. ?Esas cinco enfermedades prácticamente son desconocidas por la personas que trabajan con abejas. Por supuesto que toda regla tiene su excepción, pero son altos los porcentajes y eso esta demostrado que es a causa de que el apicultor permanentemente recibe picaduras de abejas, lo que crea cierta inmunidad en su organismo?, indicó el doctor Roberto Grand.
En tanto, un estudio publicado en la revista europea JournaloftheScienceofFoodand Agricultura, revela que el consumo de miel podría ayudar a prevenir el cáncer, al menos en ratones. El equipo de investigadores de la Universidad croata de Zagreb dirigido por Nada Orsolic administró miel a los ratones con cáncer provocado, antes, durante y después del tratamiento con quimioterapia, lo cual ayudó a detener el avance de la enfermedad, según señalaron las fuentes.
En diálogo con Portal Apícola, el doctor Roberto Grand, médico cirujano especialista en apiterapia y a su vez apicultor, informó que hay laboratorios que en estos momentos están comprando el veneno seco que se saca con trampas. Hoy se esta abriendo un mercado de compra de ese veneno. Hay laboratorios que están comprando el producto y es una posibilidad más que tenemos los apicultores?, manifestó el médico rosarino.
Existen dos modos de obtener el veneno. Una forma es la que da por resultado el veneno fresco, en el cual se mata a la abeja. ?Se toma un grupo de abejas, se lo pone en una caja y se lo mete en un frezzer. La abeja se aletarga y se muere. Después sacan aguijón por aguijón, lo maceran, lo diluyen en solución fisiológica, lo centrifugan y después lo procesan?, explicó Grand. El otro método, que puede utilizar cualquier apicultor que reciba un adiestramiento, es el que obtiene el llamado ?veneno seco?, mediante el uso de una trampa que se coloca en la colmena. ?Se saca un cuadro de la colmena y se coloca otro. Sólo que este, en lugar de tener alambres y cera, tiene un vidrio y un enrejado por el cual se hace pasar corriente eléctrica?, comentó Grand.
Así, la abeja se posa sobre los alambres y, al recibir la descarga, que es de bajo voltaje, pica contra el vidrio y deja la gotita de veneno. Ese veneno es muy volátil, enseguida se seca y queda como escamitas sobre el vidrio, narró el especialista. Acto seguido, se retira el cuadro especial, se raspa el vidrio y se lo junta en un frasco color caramelo, porque la luz lo oxida y le hace perder propiedades. Después, el veneno sigue los pasos comunes, se lo procesa, se lo filtra, se lo diluye, etc. La abeja no muere cuando pica el vidrio, pero sí lo hace en el llamado veneno fresco. En el método de trampa, la abeja pica, pero el aguijón no se engancha, no se pierde. La abeja deja el veneno y se va. ?Sigue trabajando normalmente, un poco loca, pero es hasta que se tranquiliza?, ironizó el médico.
Si bien para el común de la gente la apitoxina es sinónimo de veneno de abejas, esto no es tan así. La apitoxina es un derivado del veneno de las abejas. Cuando el veneno se procesa, se filtra, se le sacan las sustancias que provocan las reacciones alérgicas, se lo esteriliza, estamos cambiando la composición original del veneno. Entonces ese medicamento que se obtiene de esa esterilización del veneno es lo que nos da el producto que se llama apitoxina, pero no es todo el veneno?, diferenció Grand.
Aunque muchos especialistas usan la picadura directa, Grand no comparte esta metodología de colocar la abeja sobre el cuerpo de la persona enferma. ?Hay sustancias en el veneno de las abejas que nos causan una serie de trastornos y a veces son muy nocivos para las personas. Algunas nos intoxican el riñón y nos pueden llevar a una insuficiencia renal? Las grandes reacciones alérgicas nos pueden llegar a matar. La picadura directa de la abeja nos puede traer ese tipo de problemas. En cambio con el veneno procesado, con la apitoxina, esos riesgos son menores, puede suceder, pero tenemos un gran margen de probabilidades de que no suceda?, argumentó Grand.
Lo más peligroso, para este especialista, es que sean los apicultores los que suministren las picaduras directas de las abejas: El apicultor tiene que producir el veneno, el laboratorio lo tiene que procesar y el médico lo tiene que usar. Si no es meterse en camisa de once varas, o es curanderear. Cada uno tiene que cumplir con su función, porque sino es muy peligroso para la salud.
Las 5 enfermedades que no padecen los apicultores
Un estudio realizado en Alemania sobre cinco mil apicultores, dio por resultado que hay cinco enfermedades que los apicultores tienen menor riesgo de padecer. Ellas son: artritis, artrosis, asma bronquial, soriasis y cáncer. ?Esas cinco enfermedades prácticamente son desconocidas por la personas que trabajan con abejas. Por supuesto que toda regla tiene su excepción, pero son altos los porcentajes y eso esta demostrado que es a causa de que el apicultor permanentemente recibe picaduras de abejas, lo que crea cierta inmunidad en su organismo?, indicó el doctor Roberto Grand.
En tanto, un estudio publicado en la revista europea JournaloftheScienceofFoodand Agricultura, revela que el consumo de miel podría ayudar a prevenir el cáncer, al menos en ratones. El equipo de investigadores de la Universidad croata de Zagreb dirigido por Nada Orsolic administró miel a los ratones con cáncer provocado, antes, durante y después del tratamiento con quimioterapia, lo cual ayudó a detener el avance de la enfermedad, según señalaron las fuentes.
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